Comunidad Indígena San Andrés de Pisimbala condena la violencia sistemática en su territorio

Comunidad Indígena San Andrés de Pisimbala condena la violencia sistemática en su territorio

La comunidad Indígena San Andrés de Pisimbala expresó su más enérgico rechazo a los recientes actos de violencia que han azotado su territorio, dejando un saldo de cuatro asesinatos en tan solo una semana. Estos hechos han generado un profundo dolor entre los comuneros y sus familias, y han incrementado el riesgo para la seguridad y bienestar de la comunidad en general.

Los actos violentos que han afectado a esta comunidad incluyen el asesinato de dos comuneros el miércoles 26 de febrero de 2025, entre las 11:30 a.m. y 12:00 p.m., en la vía El Libertador, vereda El Hato. El sábado 1 de marzo de 2025, en horas de la mañana, un miembro de la comunidad fue asesinado en el sector Alto de la Cruz del Resguardó ancestral La Gaitana. Al día siguiente, el domingo 2 de marzo, otro comunero fue muerto a tiros en un establecimiento dentro del Resguardó San Andrés de Pisimbala, alrededor de las 7:00 p.m. En total, desde el inicio del posconflicto, 20 miembros de la comunidad han sido asesinados por grupos armados ilegales en este territorio.

La violencia persistente no solo ha afectado físicamente a los comuneros, sino que también ha tenido un impacto negativo en la armonía y estabilidad de la comunidad, desbordando los derechos humanos fundamentales. La comunidad hace un llamado urgente al Gobierno Nacional para que tome medidas efectivas frente a los actos de violencia y garantice la protección de los pueblos indígenas. Asimismo, instan a la comunidad internacional a pronunciarse y tomar acciones para frenar esta violencia sistemática.

A pesar de la adversidad, la comunidad Indígena San Andrés de Pisimbala reafirma su compromiso con la construcción de una paz duradera para todos los pueblos indígenas de la región. Siguen trabajando por la defensa de sus derechos y por la preservación de su cultura, frente a los desafíos que imponen los grupos armados ilegales en su territorio.

Indígenas del Cauca denunciarán ante la ONU violencia y «etnocidio»

Indígenas del Cauca denunciarán ante la ONU violencia y «etnocidio»

El reciente asesinato del líder indígena Edgar Tumiñá Gembuel, miembro de la guardia Nasa, ha intensificado la alarma sobre la violencia en el Cauca. Tumiñá, de 48 años, fue atacado a tiros en la cabeza el 1 de marzo en Toribío, una acción que, según activistas, forma parte de una estrategia de intimidación y violencia contra los pueblos indígenas.

La organización Tejido de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos de la ACIN ha denunciado que este crimen no es aislado, sino un reflejo de los ataques sistemáticos contra líderes indígenas y miembros de la guardia Nasa en la región. Se señala que las disidencias de las FARC, específicamente el frente Dagoberto Ramos, habían amenazado a Tumiñá antes de su muerte, asegurando que su asesinato forma parte de un plan para someter a las comunidades que defienden su autonomía.

Este es el segundo asesinato de un guardia indígena en menos de un mes, lo que agrava la situación en un contexto de creciente violencia en el Cauca. Ante esta crítica situación, los líderes indígenas han decidido llevar la denuncia a la ONU. Edwin Mauricio Capaz, coordinador de derechos humanos del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), se encuentra en Ginebra, Suiza, donde ha expuesto la grave crisis ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En su intervención, Capaz denunció lo que calificó como un «etnocidio» contra el pueblo Nasa, mencionando que desde la firma del Acuerdo de Paz han sido asesinados más de 40 guardias indígenas, muchos de ellos sin que se haya hecho justicia.

Por otro lado, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) ha reportado que 2025 ha comenzado con 26 asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia, además de 11 masacres que han dejado 33 muertos. La situación sigue empeorando, mientras las comunidades indígenas del Cauca exigen acciones urgentes del gobierno nacional para detener la violencia.

A pesar de las peticiones, las respuestas del gobierno han sido insuficientes, y las comunidades continúan luchando por la protección de sus territorios y sus vidas, enfrentándose a un panorama cada vez más peligroso.

Cine Indígena se hace presente en Berlín con propuestas latinoamericanas

Cine Indígena se hace presente en Berlín con propuestas latinoamericanas

La Alianza de Cine Indígena (ICA) ha llevado cuatro proyectos de cineastas indígenas latinoamericanos al European Film Market (EFM) de la Berlinale, en su 75ª edición. Estas obras representan una mirada única y profunda de las culturas originarias, desde Colombia, Ecuador y México.

Una de las principales propuestas es el cortometraje colombiano “Akababuru: Expresión de asombro”, dirigido por la realizadora emberá chamí Irati Dojura Landa Yagarí. El filme, que se presenta en la sección Generation, narra la historia de Kari, una niña indígena que supera su miedo a reír, inspirado en la leyenda ancestral de Kiraparamia. La producción, que recibió apoyo del FDC en la modalidad de población étnica, también participó en el BAM, donde obtuvo el premio de la EICTV.

Por otro lado, la zapoteca Luna Marán presenta su primer largometraje de ficción, “Chicharras”. Esta película, estrenada en el Festival de Morelia, explora los dilemas de una comunidad zapoteca frente a un proyecto que cambiará su destino. A través de la mirada de mujeres como la Regidora de Hacienda y la Topila, el filme explora temas de poder, identidad y género en un contexto rural. El proyecto, respaldado por varias productoras y el estímulo ECAMC de IMCINE, busca encontrar una agencia de ventas en Berlín.

Otro proyecto destacado es “Neayai Kooiye: El retorno del jaguar negro”, del cineasta ecuatoriano sekopai Jimmy Piaguaje. Este largometraje de ficción sigue a Katë, un joven que regresa a su hogar en la selva amazónica para redescubrir sus raíces y recibir una transformación personal. El filme, que se estrenará a finales de 2025, se encuentra en búsqueda de representación para su distribución internacional.

La Alianza también presenta el largometraje documental “Buscando las marcas del Asho’ojushi”, realizado por los cineastas wayuu David Hernández Palmar y Marbel Vanegas. Esta coproducción internacional explora la práctica ancestral del tatuaje wayuu, mientras los cineastas navegan por la historia, identidad y curación tradicional de su comunidad. La película se encuentra en producción y se espera su finalización para 2026. El proyecto busca alianzas y distribución en el EFM.

Además, el ICA destaca otros proyectos en desarrollo, como el documental ecuatoriano-brasileño “Mulheres indígenas: biomas” de Shirley Djukurnã Krenak, y el thriller político “Allpamamapak Shunku” de Alberto Muenala, previsto para su estreno en 2025.

Con estos proyectos, la Alianza de Cine Indígena no solo muestra la riqueza cultural y narrativa de las comunidades indígenas, sino que también impulsa la visibilidad de sus voces en el ámbito internacional del cine.

Comunidad Indígena San Andrés de Pisimbala condena la violencia sistemática en su territorio

Los Sueños de las Semillas de Vida: un llamado a la resistencia ancestral en Colombia

En el corazón del movimiento indígena colombiano, los «sueños de las semillas de vida» (Masrpe Maitik Kikɨta Pusr Unirik) representan un profundo legado de resistencia y esperanza. Este llamado ancestral, que se transmite de generación en generación, es un recordatorio de la conexión sagrada con la tierra, la identidad y la cultura de los pueblos originarios. A través de este legado, los niños se convierten en los guardianes de una tradición que ha logrado sobrevivir a los desafíos históricos impuestos por la violencia y la modernidad.

El movimiento indígena sigue siendo un referente de lucha, guiado por las cosmovisiones ancestrales que mantienen un profundo respeto por la naturaleza. En las lluvias, truenos y arcoíris, los pueblos originarios encuentran las señales de la madre tierra, que clama por la protección de sus territorios. Un ejemplo de esta conexión con la tierra se encuentra en el volcán Puracé, un símbolo de la fortaleza natural y un recordatorio de la urgente necesidad de defender los espacios vitales de las comunidades.

Sin embargo, el cambio climático, exacerbado por el desequilibrio ecológico, está afectando directamente a las comunidades indígenas. La alteración de los ciclos naturales y el agotamiento de los recursos han generado una crisis que pone en peligro la forma de vida de muchos pueblos. En este contexto, las comunidades reclaman la protección de sus territorios y formas de producción, las cuales han sido moldeadas por siglos de sabiduría ancestral.

A pesar de los retos, las comunidades indígenas continúan luchando por la recuperación de sus tierras y la preservación de su cultura. Como el maíz, que debe ser protegido de las malezas, los pueblos indígenas deben desyerbar el terreno para fortalecer su identidad y gobernabilidad. Este proceso de resistencia implica una profunda reflexión sobre el futuro: ¿cómo se puede construir una sociedad que respete la diversidad étnica y enfrente los desafíos globales actuales?

La respuesta radica en la unidad, el trabajo colectivo y el diálogo. La minga, esa práctica ancestral de trabajo comunitario, se convierte en una herramienta poderosa para enfrentar los obstáculos y reencuentros necesarios para avanzar. La integración de las normativas ancestrales con las leyes modernas ofrece una oportunidad para potenciar las acciones colectivas de las comunidades.

El diálogo entre pueblos indígenas, campesinos, afrodescendientes y otros sectores aliados se vuelve clave para seguir avanzando en la construcción de procesos de cambio que busquen el bienestar de todos. Este «sueño de las semillas de vida» no es solo una esperanza, sino un compromiso a largo plazo para construir una sociedad justa, equitativa y armónica con la naturaleza.

El futuro de estas comunidades se encuentra en la memoria colectiva, que se proyecta hacia un horizonte donde la unidad y la solidaridad guían cada decisión política y cada acción cotidiana. Con este compromiso renovado, los pueblos indígenas siguen soñando, resistiendo y construyendo un espacio vital en el que sus tradiciones, sus derechos y su relación con la tierra sean siempre respetados.

La ONU alerta por casos de reclutamiento de niños en el Guaviare

La ONU alerta por casos de reclutamiento de niños en el Guaviare

La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia condenó los casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes entre los 12 y 17 años en el departamento del Guaviare.

Según la ONU, desde el 1 de enero hasta hoy se han recuperado 11 niños y niñas pertenecientes a pueblos indígenas Cubeo, Nukak, Nasa y de comunidades afrodescendientes.

En atención a estos hechos y a las constantes violaciones de derechos fundamentales en el país, que fueron revelados durante su informe anual sobre la situación de Colombia en el 2024, la ONU instó a las autoridades a tomar medidas que prevengan el reclutamiento de menores de edad.

“Urgimos a las autoridades a tomar medidas adecuadas para prevenir el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes, a brindarles oportunidades a ellos y a sus familias y a investigar, juzgar y sancionar a los grupos armados no estatales que reclutan”, destacó la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos.

Además, exigió a los grupos armados no estatales que se abstengan de reclutar niñas, niños y adolescentes y que liberen a todos los menores de edad en su poder.