Foto: Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS)
Las sabanas de la Fuga, ubicadas en la selva amazónica del norte del departamento de Guaviare, han sido tradicionalmente un corredor de tránsito para las comunidades Nukak, quienes han llevado un estilo de vida nómada durante siglos. Sin embargo, estos terrenos ahora están cercados, resultado de una intensa colonización que impide el libre movimiento de los Nukak.
En la vereda Cerro Negro, cerca del municipio de San José del Guaviare, se han establecido aproximadamente 90 hectáreas de palma aceitera en una zona ambientalmente protegida. Este cultivo ha permanecido en la región durante al menos ocho años, agravando la situación con la presencia de grupos ilegales surgidos tras la firma del Acuerdo de Paz con las FARC.
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A pesar de ser señalada su existencia por diversos medios en 2020, el cultivo no ha sido erradicado y actualmente está en plena cosecha. Se teme que el fruto de estas palmas sea procesado en plantas de extracción cercanas, a pesar de estar en una zona donde la agricultura está prohibida por la Ley Segunda de 1959. Las organizaciones ambientales y visitantes de la zona alertan sobre este hecho, indicando que la palma ya está madura y se está utilizando para la producción de aceite.
La situación se complica por la presencia de actividades ilegales adicionales, como la tala y quema de bosques, y la construcción de carreteras ilegales que atraviesan el territorio Nukak. Estos factores han aumentado la vulnerabilidad de la comunidad Nukak, ya desplazada y en riesgo de perder aún más su territorio y cultura debido a la explotación de recursos naturales y la violencia generada por grupos armados.