Santos y los defensores del adefesio de La Habana nos dijeron insistentemente que el acuerdo serviría para ponerle punto final al reclutamiento forzado de menores y que, además, los responsables de ese crimen de lesa humanidad por fin serían sancionados. Todo resultó siendo falso.
Vamos a cumplir seis años de la firma y no hay un solo miembro de las Farc involucrado en el reclutamiento de menores que haya recibido una sanción por parte de la JEP, tribunal que no me cansaré de señalar como un lavadero de impunidades.
La cifra es espeluznante. Entre diciembre de 2016 y el pasado mes de marzo, 470 niños han sido arrancados de sus hogares para ser llevados a los campamentos de los grupos ilegales. La mayoría de ellos han sido reclutados por las tales “disidencias” de las Farc: 32%.
Y digamos desde ya que el número real de casos es mucho mayor. Para las autoridades, es evidente que muchísimos padres se han abstenido de denunciar el reclutamiento de sus hijos por temor a las retaliaciones por parte de la estructura armada que se los llevó.
El departamento que más casos registra es Antioquia. Le siguen Chocó, Norte de Santander, Valle, Cauca, Arauca, Caquetá, Bolívar, Nariño y Putumayo.
La situación es tan dramática, que hay casos confirmados de niños indígenas, pertenecientes a las comunidades Embera Katío y Wounaan, que se han suicidado para evitar el reclutamiento.
Las Farc han sido una banda que de manera sistemática y generalizada han reclutado menores. Para Fevcol, organización que goza de la mayor respetabilidad, en Colombia ha habido alrededor de 40 mil casos de niños reclutados forzosamente.
La JEP, bastante condescendiente con las Farc, estima que esa guerrilla es la responsable de alrededor de 6.200 casos. En el estudio adelantado por el ‘Centro Nacional de Memoria Histórica’, la cifra es casi 3 veces más alta, pues se determinó la existencia de poco menos de 17 mil casos entre los años 1958 y 2016.
Lo que es innegable es que esa guerrilla no ha observado el menor interés de suspender la comisión de ese crimen atroz. Mientras se adelantaban las negociaciones de La Habana, la fiscalía general estableció que 1458 niños fueron reclutados por los hombres al mando de alias ‘Timochenko’.
¿Se acuerdan cuándo se adelantaban las negociaciones de paz y las Farc, a través del hoy fugitivo ‘Iván Márquez’ aseguraron que solamente tenían 13 niños en sus filas y que ellos no estaban reclutados sino protegidos por ellos, como si la guerrilla no fuera una organización terrorista sino una guardería?
La realidad de ese flagelo es cada vez más dolorosa y me duele tener que decirlo, pero no veo por parte de las autoridades competentes un compromiso real para hacerle frente a esta tragedia humanitaria.
Ahora, cuando estoy a pocas semanas de culminar mi paso por el Congreso de la República, debo decir que me siento orgullosa de haber podido sacar adelante el proyecto de ley que fortaleció el castigo penal contra quienes recluten menores de edad, imponiendo condenas de hasta 23 años de cárcel.
Seguiré luchando por los derechos de los menores, por lograr que Colombia sea un país sin niños reclutados y porque los máximos responsables de ese delito, como son los cabecillas de las Farc, sean efectivamente castigados. Tarde o temprano la justicia penal internacional tendrá que tomar cartas en ese asunto.
Ese es mi compromiso.