Según el reporte del Observatorio de Derechos Territoriales de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI) en el informe que publicaron “El eterno retorno de la violencia política contra los Pueblos Indígenas” indican que en el último año se han presentado alrededor de 114 homicidios de personas indígenas, de los cuales 17 se dieron en el marco de siete masacres.
Estas cifras provienen de un análisis realizado por el Sistema de Violencia Sociopolítica de los Pueblos Indígenas (SIVOSPI).
Según este informe la violencia contra los pueblos indígenas se ha incrementado de manera exponencial tras la firma del Acuerdo Final de Paz, en 2016. En 49 páginas destacan los diferentes ataques que han recibido los diferentes liderazgos indígenas. El 68% de los asesinados fueron líderes comuneros y las víctimas ejercen un rol importante de liderazgo social, político, ambiental o comunitario en oficios como médicos tradicionales, autoridades o guardias.
Otro dato importante que destaca el informe es la edad de los rangos de los homicidios, pues destaca que se han presentado entre los 18 a 32 años, revelando que es un ataque claro contra las nuevas generaciones de liderazgos políticos que han venido surgiendo dentro de las comunidades.
“Para los pueblos indígenas una preocupación enorme es que varios de los asesinatos tienen que ver con lideres y lideresas que han venido exigiendo y protegiendo el territorio. Es deber y obligación del Estado brindar garantías para su protección. Llegar con inversión y materializar el derecho a la formalización de los territorios en donde estamos los pueblos indígenas”, aseguró a EL PAÍS Camilo Niño, líder arahuaco y secretario técnico de la CNTI.
Otro dato que destaca el informe es es que los homicidios se han concentrado en el sur occidente del país y se ha concentrado en mayor medida contra las comunidades Nasa y Awá. Ambos pueblos fueron las mayores víctimas de los homicidios de población indígena en 2021, con un 45% y 19% respectivamente. En el caso del pueblo Awá, las denuncias de un genocidio en su contra se han extendido por más de una década. Cuatro de cada cinco asesinatos se dieron en cuatro departamentos: Cauca (42,9%), Nariño (25%), Chocó (8,7%) y Putumayo (5,2%).