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La distribución desigual de las unidades de medicina nuclear en Colombia está generando serios problemas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades graves como el cáncer, la cardiología y la neurología, especialmente en ciudades intermedias y áreas rurales. A pesar de ser una herramienta crucial para el diagnóstico temprano y la planificación de tratamientos, solo el 60% del territorio nacional cuenta con cobertura en esta especialidad médica.

Actualmente, las unidades de medicina nuclear se concentran principalmente en las grandes ciudades. Bogotá lidera con 21 unidades, seguida de Cali y Barranquilla con 9, y Medellín con 6. Sin embargo, en ciudades intermedias como Ibagué, Pasto, Montería, y Cúcuta, la cobertura es mucho más limitada, con solo una o dos unidades en funcionamiento. Este desequilibrio significa que el 67% de las unidades están en las principales ciudades, dejando a las ciudades intermedias con solo el 33% de los servicios.

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La presidenta de la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear e Imágenes Moleculares (ACMNIM), Emperatriz Angarita, ha subrayado que la falta de acceso a estos servicios en regiones menos urbanizadas limita significativamente el diagnóstico temprano y el tratamiento de enfermedades graves, agravando la situación de los pacientes. «La desigualdad en la distribución de unidades de medicina nuclear y la falta de servicios en ciudades intermedias y áreas rurales afecta directamente la calidad de vida de los pacientes, retrasando diagnósticos y tratamientos cruciales», afirmó Angarita.

 

Además de la desigual distribución geográfica, la medicina nuclear en Colombia enfrenta desafíos regulatorios que frenan su expansión. La complejidad de las regulaciones, que involucran múltiples entidades como la DIAN, INVIMA y el Servicio Geológico Colombiano, dificulta la apertura y operación de nuevas instalaciones. Estos requisitos, que incluyen desde permisos para el manejo de materiales radiactivos hasta certificaciones de buenas prácticas, ralentizan el desarrollo de nuevas unidades y servicios en el país.

A pesar de estos desafíos, el mercado global de la medicina nuclear, particularmente en el área de la teragnóstica, está en pleno crecimiento, con un aumento proyectado del 13% para 2032. En Colombia, el uso de radiofármacos para tratamientos oncológicos y radioterapia ha visto un incremento significativo, destacando la necesidad de una mayor inversión y expansión en esta área para mejorar la atención médica.

La medicina nuclear es fundamental no solo para el diagnóstico preciso, sino también para la planificación y ejecución de tratamientos efectivos, especialmente en oncología. Sin embargo, para que estos beneficios se traduzcan en mejoras reales en la calidad de vida de los pacientes, es crucial que se amplíe la cobertura y se simplifiquen los procesos regulatorios que actualmente limitan su crecimiento en el país.

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