La comunidad del Resguardo Indígena de Toribío ha denunciado una serie de amenazas e intimidaciones directas por parte del grupo armado ilegal Dagoberto Ramos en lo que va del 2025. Según el comunicado, este grupo ha intensificado su presencia en el territorio con la intención de retomar el control «a sangre y fuego». La comunidad, las autoridades y los Kiwe Thegnas, encargados de la seguridad local, han sido objeto de señalamientos y amenazas, creando un ambiente de confusión y miedo.

El grupo armado ha utilizado estrategias para sembrar desconfianza, involucrando a la comunidad y acusando falsamente a los vecinos y amigos de ser cómplices. Esta táctica ha sido utilizada para justificar el asesinato de miembros de la comunidad, generando un clima de temor generalizado.

Entre los hechos más recientes que ilustran la violencia en la región, se encuentran los siguientes:

  • 19 de enero: Aparecen dos grupos armados en la vereda Puentequemado. Uno de ellos, que se presenta como el Frente 57 de las FARC, distribuye un panfleto y «agradece» a la comunidad por su acogida. Horas después, el grupo Dagoberto Ramos acusa a algunos comuneros de ser parte del frente 57 y secuestra a un conductor, quien fue liberado gracias a la presión de la guardia indígena.
  • 22 de enero: Los Kiwe Thegnas evitan un ataque armado al área urbana de Toribío. En represalia, el grupo Dagoberto Ramos deja un cilindro bomba en la vía hacia la vereda Pueblo Viejo, poniendo en riesgo a la población.
  • 29 de enero: Se realiza un recorrido territorial por parte de la comunidad y los Kiwe Thegnas. En este recorrido, el grupo armado pone vallas con mensajes alusivos a su presencia en la zona.
  • 31 de enero: En la vía de la cuenca del río Isabelilla, el grupo armado coloca vallas con mensajes intimidatorios, los cuales son retirados siguiendo las normas comunitarias de Toribío.
  • 2 de febrero: Aparece un panfleto que amenaza directamente a las autoridades locales y a los Kiwe Thegnas, acusándolos de pertenecer al ELN (Ejército de Liberación Nacional) y señalándolos de robar y recibir dinero. El panfleto justifica sus amenazas debido a la falta de control sobre el territorio, indicando que no se permite el narcotráfico, la extorsión, el secuestro de niños y jóvenes ni el reclutamiento forzado.

La comunidad de Toribío ha hecho un llamado a seguir uniendo esfuerzos para proteger la vida, las familias y los hijos ante el amedrentamiento de los grupos armados. El comunicado también insta a las organizaciones sociales y comunitarias, así como a organismos multilaterales y al Gobierno Nacional, a buscar alternativas para resolver el conflicto en el norte del Cauca, un problema que se ha vuelto estructural en la sociedad colombiana y su modelo económico.

En el comunicado se reafirma el derecho legítimo de la comunidad a salvaguardar su territorio, defendiendo su bienestar y buscando un futuro mejor para todos, incluso para aquellos que, según los líderes de la comunidad, «se ensañan contra su propia gente». La comunidad de Toribío sigue comprometida con la paz y la armonía en su territorio, a pesar de las amenazas recibidas.

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