Según una reciente investigación que analizó los  22 planes de acción de los donantes. Encontró que 2021, los donantes desembolsaron $321.629.748, es decir, el 19 % de los 1.700 millones de dólares prometidos en la COP26.

El año pasado líderes mundiales e inversionistas privados en medio de la cumbre de cambio climático COP 26, se comprometieron a contribuir a las comunidades indígenas y así puedan proteger los bosques tropicales durante los próximos cinco años. Para lograrlo, los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Noruega, Alemania, Holanda y 17 inversionistas más invirtieron 1.700 millones de dólares.

Forest Tenure Funders Group, un grupo de trabajo creado para coordinar los esfuerzos y ver el cumplimiento del objetivo, analizó cómo y cuándo llegarán los recursos a las comunidades indígenas y a las locales.

Según explicaron en el documento, algunos donantes ya han asignado fondos que se comprometieron a proyectos existentes o canales de entrega. De hecho, añadieron, “solo una parte de los 1.700 millones de dólares se gastará en nuevas iniciativas, pero, en algunos casos, puede haber oportunidades para ampliar el apoyo directo a estas comunidades dentro de los proyectos existentes”. Es un compromiso que dicen, esperan cumplir antes de 2025.

Los investigadores además explicaron en qué se ha destinado el presupuesto: un poco más del 80% se ha designado a desarrollar la capacidad de estas comunidades; un 5 % para promover el cambio sistémico, por medio de la reforma nacional de la tenencia de tierra o bosques; un 50% se entregó a organizaciones no gubernamentales que se encargan de entregar los recursos; y solo un 7% llega directamente a los indígenas.

Algunas de las recomendaciones de esta investigación aseguran que para 2023, los financiadores deben aumentar el apoyo al fortalecimiento de capacidades y utilizar las vías y organizaciones de financiación más directas. “También deberían distribuir sus contribuciones de manera más uniforme entre las regiones tropicales, de lo contrario, las crisis globales gemelas del cambio climático y la extinción de la biodiversidad podrían superar el punto de no retorno.

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