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El 26 de junio de 2024, Bolivia experimentó un supuesto intento de golpe de Estado que ha dividido a la opinión pública. Mientras que algunos sectores acusan al presidente Luis Arce de fabricar el incidente para fortalecer su posición política, otros aseguran que la amenaza fue real.

El suceso

El presidente Luis Arce denunció un intento de desestabilización por parte de fuerzas opositoras. Sin embargo, hay voces que sugieren que Arce podría haber simulado el intento de golpe como una estrategia para consolidar su poder y mejorar su imagen en un momento de tensión política.

Reacciones internacionales

La situación ha captado la atención internacional, con organizaciones como la OEA expresando preocupación por la militarización en las calles y llamando al diálogo para resolver pacíficamente las diferencias políticas.

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Polarización política

Este evento se enmarca en un contexto de alta polarización en Bolivia. La reciente inhabilitación de Evo Morales para postularse nuevamente a la presidencia y la condena de la expresidenta Jeanine Áñez a 10 años de prisión por su papel en los eventos de 2019 han intensificado las divisiones políticas. Morales ha denunciado que su inhabilitación es parte de un esfuerzo para eliminarlo del escenario político.

Acusaciones de la oposición

La oposición acusa al gobierno de tácticas autoritarias para silenciar las críticas y consolidar el poder. Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz y figura destacada de la oposición, enfrenta múltiples cargos relacionados con el supuesto golpe de 2019, incluidos financiamiento al terrorismo y seducción de tropas.

En conclusión, la situación en Bolivia es compleja y volátil. Mientras algunos ven el incidente como una maniobra política de Arce, otros creen firmemente en la existencia de una conspiración para desestabilizar el gobierno. La verdad detrás de estos eventos aún está por esclarecerse.

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