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El diseñador canadiense Jeff Forrest, que trabaja con materiales de desecho y piensa que el planeta no puede tolerar «una silla más» si no está hecha así, presenta en Miami una muestra de muebles fabricados con recortes de fieltro, salvados de ir al basurero, y la ayuda de un algoritmo.

«El punto que quiero señalar es fundamentalmente que, como diseñadores, las decisiones que tomamos sobre el papel tienen consecuencias enormes», dice a EFE el treintañero Forrest, quien expone algunas de sus creaciones en la feria Design Miami, que abrió este martes sus puertas al público.

Este año el tema general de Design Miami, una de las ferias de la Semana del Arte de Miami y donde coexisten objetos históricos raros con diseños contemporáneos únicos provenientes de diferentes culturas, es «La edad de oro: mirando hacia el futuro».

Fundador de los estudios de diseño Stacklab y Stackabl, Forrest es un innovador preocupado por el creciente problema de los residuos, interesado en alargar los ciclos de vida de los materiales industriales y atento a la comunidad y el medio ambiente.

En Design Miami, Forrest presenta tres piezas de su Felt Collection, iniciada en 2017.

Se trata de dos butacas hechas con múltiples capas de fieltro sobrepuestas y sujetas con grandes tornillos a un armazón de madera recuperada con cuatro patas y de una pequeña mesa auxiliar de forma triangular y hecha de los mismos materiales.

FIELTRO DE LANA MERINA, UN DESECHO DE CALIDAD

El diseñador señala que es una «colección impulsada por la tecnología», pues usa un algoritmo que le permite identificar residuos textiles de fabricantes situados en un radio de 150 millas (241 km) de su estudio en Toronto (Canadá) y optimizar cómo se recortan para su uso en la fabricación de muebles de autor.

«Esto es fieltro de lana merina de primera calidad, así que no es basura, pero si no lo usáramos, iría al vertedero», indica Forrest, quien cree que la función principal de un diseñador es «resolver problemas».

El estudio Stalcklab paga por esos residuos de fabricación, aunque los obtiene «con un descuento significativo».

La tecnología que utiliza Forrest y su equipo sirve para «cualquier material» y ya están en conversación con otras empresas dispuestas a desprenderse de sus desechos, porque «es más barato regalarlos que tirarlos».

A largo plazo, lo que esperan hacer es adaptar el sistema a otras regiones de Canadá u otros países. «Es un sistema muy escalable», subraya el joven diseñador.

Forrest no solo ha trabajado con un material de tal alta calidad y tan cálido y agradable al tacto como el fieltro de lana.

«En 2015, hicimos una colección de 102 piezas fundidas hechas de dos toneladas de barras de refuerzo, barras de refuerzo de un puente que había sido demolido, cosas grandes, feas y pesadas», afirma.

Un material «siempre que sea procesado rápida y fácilmente para limpiarlo, realmente puede convertirse en cualquier cosa. Y nuestro trabajo es encontrar una manera de convertirlo en algo de manera eficiente», subraya.

Pero, además, Forrest quiere que otros puedan beneficiarse del algoritmo para encontrar los materiales y fabricar con ellos algunos de los diseños creados por Stalklab.

Según dice, cuentan con «una interfaz digital» y ahora el público «puede tomar decisiones muy específicas sobre algunos productos. «Eventualmente desbloquearemos más y le daremos a la gente más y más», subraya.

Forrest explica que desde ese punto de vista son una empresa de tecnología que lo que hace es conectar al consumidor con el fabricante que tiene los materiales y optimizar su aprovechamiento.

«Somos bastante únicos en nuestro enfoque», asevera para indicar que aunque «hay una comunidad creciente de personas que fabrican productos con materiales reciclados en Canadá, Estados Unidos y México, está mucho más avanzado en Europa».

Al explicar su visión de la responsabilidad que tienen los diseñadores menciona un hecho relacionado con la empresa sueca Ikea.

«En 2014, Ikea cambió la dimensión de su unidad de estantería Expedite en aproximadamente un cuarto de pulgada. En ese momento, estaban usando el 1 % de la madera del mundo y esa decisión de diseño hizo caer el mercado de materias primas», aseveró.

(c) Agencia EFE

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