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En Colombia, la corresponsalía ha generado efectos positivos en el acceso a productos y servicios financieros formales, especialmente en la profundización del crédito y el volumen transaccional. Sin embargo, aún persisten desafíos para acercar el sector financiero a zonas rurales donde no llega la presencia física de un corresponsal tradicional y falta conectividad a internet para respaldar productos digitales. El Decreto 222 de 2020 habilitó los canales de corresponsalía móvil y digital en el país con el objetivo de dinamizar cada vez más la corresponsalía bancaria.

La corresponsalía móvil es aquella mediante la cual se prestan servicios financieros de manera ambulante utilizando dispositivos móviles conectados en línea o fuera de ella. Por su parte, el corresponsal digital es aquel que pone a disposición de los consumidores financieros sus aplicaciones web o móviles, conectadas a la entidad financiera, para la realización de operaciones.

Según el último informe Banca & Economía de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), hasta diciembre de 2022, el país contaba con 3.195 corresponsales móviles y 644 digitales.

«Esto muestra la adopción progresiva por parte de las entidades financieras de estos dos modelos de corresponsalía. Sin embargo, la participación de los corresponsales móviles y digitales en el mercado es aún incipiente. Cuatro entidades vigiladas hacen uso del modelo móvil y cinco del modelo digital. Estos modelos representan conjuntamente el 0,8% del número total de corresponsales, el 1,4% del número de operaciones del canal y el 0,4% del monto de las operaciones del canal», señala el informe del gremio representativo de los bancos.

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