Con la celebración del Día de la Mujer Colombiana, el país rinde hoy homenaje a una de sus más grandes heroínas: Policarpa Salavarrieta, prócer de la libertad, que fue ejecutada hace 202 años, durante la reconquista.

En esta fecha, que se enmarca –esta vez- en el Bicentenario de la Independencia, se exalta la valentía y pujanza de colombianas, como motores de sus familias, de las comunidades y del desarrollo nacional.

“Recordamos hoy con orgullo a Policarpa y nos inspiramos en su legado para seguir empoderándonos como constructoras de patria, de Nación. Han sido dos siglos de grandes avances para la mujer colombiana, pero aún tenemos enormes retos en la búsqueda de la equidad, por eso no cesaré en esta tarea que nos hemos propuesto desde el gobierno, de lograr una mayor inclusión femenina”, señaló la Vicepresidente Marta Lucía Ramírez.

En este sentido la Vicepresidencia de la República ha encabezado diversas acciones en aras del empoderamiento femenino, en el campo político, económico y social. Entre julio y septiembre de este año, por ejemplo, se desarrolló el seminario de empoderamiento político con las candidatas regionales, de manera presencial y virtual, con un alcance de 30.745 personas.

Así mismo, en el marco de la conmemoración de los doscientos años de independencia, se ha exaltado el papel de las heroínas que fueron fundamentales en la conquista de la libertad, a través de diferentes actividades y campañas. De esta manera, se funden dos de los grandes temas que lidera la Vicepresidenta.

Aunque más de 1.500 mujeres participaron en el proceso de independencia, sólo cerca de veinte, son el referente en el imaginario social, según la historiadora Nelly Gómez. El objetivo, entonces, es que cada día sean menos las que queden en el anonimato.

Vale resaltar, en esta oportunidad, el legado de Policarpa Salavarrieta, quien nació en Guaduas, Cundinamarca, y se trasladó a Bogotá, donde comprometida con la causa de la libertad adelantó una valiosa labor de espionaje e incluso compra de material de guerra, para facilitar el proceso independentista de Colombia, misión memorable, que le costó la vida. El 14 de noviembre fue fusilada por los españoles, sin bajar jamás la cabeza ni renunciar a sus ideales.

Con estas palabras, que aún retumban en las entrañas de la patria, selló su invaluable lucha: “Sabed que no llevo a la tumba otro pesar que no sea ver la destrucción de la tiranía y el establecimiento de las banderas de la independencia”. Y su sueño, se logró.

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