Así lo denunció la Organización Indígena de Antioquia (OIA), quien atestigua que indígenas Embera que habitan en las comunidades de Urrao, Murindó, Frontino y Dabeiba, se encuentran confinados por los intensos combates que se vienen presentando en la zona, por grupos armados ilegales que aún no han sido precisados.

Esta problemática ha generado que cerca de 500 menores no puedan desplazarse hasta sus escuelas, pues sus resguardos se encuentran bajo inminente riesgo, lo que ha ocasionado que ya haya comenzado a escasear los alimentos, estando atrapados en estos combates que desde el pasado 26 de agosto se han intensificado.
Y es que esta zona, el Occidente y Atrato Medio Antioqueño, se ha venido gestando una disputa cada vez más intensa por grupos ilegales, que han hecho de éste un corredor estratégico en donde no solo se movilizan sus tropas sino es útil para el narcotráfico.

Esto ha generado que las comunidades indígenas queden en medio de un conflicto que ha comenzado por desplazarlos de sus territorios, recibiendo amenazas y incursión en sus resguardos que temen por el reclutamiento, además de ser presionados a ejercer la siembra de cultivos ilícitos, lo cual algunos han cedido por miedo a represalias, siendo lo más grave de este escenario, la aniquilación de sus prácticas culturales.
“La situación es crítica y es un hecho reiterativo que ha hecho que ya nos sintamos ajenos a nuestro propio terreno, hay miedo y desplazamiento más que físico cultural, de nuestras costumbres.

Hemos tratado de oponernos pero ante las armas no hay quien les haga frente, nuestros hijos han dejado de estudiar, nuestras mujeres mantienen más pendiente de las balas que de lo que pueden hacer en sus labores, que se han visto interrumpidas por la violencia que amenaza por desintegrar nuestra comunidad”, expresó Wilmer Chinaque, líder Embera que además preciso que “el gobierno carece de interés, no somos nada ante ellos, lo que podemos hacer es dar gritos de auxilio a través de los medios tratando así de llamar la atención de otros entes internacionales al menos, para que vengan a ayudarnos”.

“El Occidente y Atrato Medio antioqueño se han convertido en corredores estratégicos utilizados por grupos armados al margen de la ley, situación que ha aumentado y aumenta el riesgo de las comunidades indígenas al ser afectadas por la siembra incriminada de minas antipersonas, confrontaciones armadas, ataques indiscriminados, acceso limitado a servicios básicos, riesgo por posible reclutamiento forzado, confinamiento en sus viviendas, limitación a las prácticas organizativas y de autonomía indígena, así como la estigmatización”, advierte la OIA.

De acuerdo con la organización, la difícil situación de orden público se recrudeció desde el pasado
26 de agosto. Sin embargo, no precisó quiénes son los actores ilegales.

Este escenario impide que las comunidades desarrollen su vida de manera normal, pues no salen de sus casas, no pueden trabajar la tierra, cazar y pescar, los menores de edad no asisten a clase y los enfermos no pueden ser llevados a centros de salud.

Richard Sierra, consejero indígena, hizo un llamado a las autoridades y a los organismos humanitarios para que hagan frente a la situación y protejan a estas familias. “Hay muchas dificultades para el ingreso de alimentos a las comunidades. Este tipo de actores controlan el ingreso de alimentos a los territorios, advirtiendo que pueden ser entregados a un grupo o a otro, algo que no es cierto y que atenta contra la vida de las comunidades”, precisa el vocero.

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