Indígenas Emberas que llevaban 4 años radicados en la ciudad de Ibagué, luego que la Unidad Para las Victimas, las autoridades de los resguardos indígenas y la administración municipal de Ibagué, hicieron posible el retorno de 10 familias que se habían alojado en la capital del del departamento del Tolima, por culpa del desplazamiento forzado.

Los Indígenas retornaron hasta sus territorios ancestrales en Pueblo Rico, Risaralda, y estuvieron a cargo de este proceso y actuaron como veedores de salvaguardar los derechos de los Embera, el ICBF y La Defensoría del Pueblo.

“Todo lo que involucre el reencuentro de estas familias con su entorno natural y con los parientes que dejaron atrás por culpa del conflicto armado, será bienvenido, hemos cumplido con un nuevo retorno sin ningún tipo de contratiempos, sacamos a la población de duras condiciones en la ciudad y esperamos que puedan readaptarse con la ayuda de familiares y amigos a lugares de los que nunca debieron salir”, comentó Laura Moreno, directora territorial de la Unidad en el Eje Cafetero.

Los indígenas se mostraron confiados al constatar la estrategia de retorno que ha cumplido con garantías para su desplazamiento hasta los territorios, los cuales abandonaron por culpa de las continuas disputas armadas realizadas por los diferentes actores de guerra que se habían instalado en la zona, el cual era también un corredor para el narcotráfico.

“Estamos muy contentos de poder regresar a nuestra tierra, la alegría de encontrarnos con las familias es muy grande, tuvimos 4 años duros en Ibagué donde nuestros niños se estaban enfermando y pasamos muchas necesidades, pero gracias a Dios hoy iniciamos el retorno y tenemos la expectativa de poder vivir bien, sin problemas y trabajando la tierra que es nuestra razón de ser”, dijo José Alejandro Guatiquí, reconocido líder de la comunidad Embera.

Luego de un viaje de casi nueve horas, las 10 familias regresaron a los territorios de Gitó Dokabú , Botuma, Shifá, Guayabal, Sinaí, Inamursito, todos en jurisdicción del departamento de Risaralda, siendo recibidos por sus allegados, amigos y familias que quedaron resistiendo los embates de la guerra, algunos de los cuales fueron asesinados por estas circunstancia y quienes resistieron con valentía, se reunieron en un abrazo luego de varios años de ausencia.

“Estoy muy feliz, muy contento de poder ver y colaborar para que mi gente esté de nuevo en familia y pueda volver a sus usos y costumbres ancestrales después de tanto tiempo en la ciudad, nosotros desde el gobierno indígena hacemos capacitaciones y talleres para que ellos se sientan de nuevo parte de la comunidad y puedan retomar las labores del campo que son bien diferentes a la vida que llevaban en la ciudad”, concluyó Raúl Güasiruma, gobernador mayor del resguardo Unificado.

Se espera que, para esta semana, en el proceso de retorno que adelanta la Unidad para las Victimas en este territorio de la comunidad Embera, retorne 4 familias que están alojadas en la ciudad de Bogotá.

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