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El discurso se estructuró en torno a tres temas principales. En primer lugar, compartí mi visión sobre la situación actual de Colombia. Luego, abordé el nivel y el tipo de crecimiento económico necesarios para superar los desafíos sociales que enfrentaba nuestro país. Por último, presenté algunas ideas sobre los sectores en los que Colombia poseía fortalezas competitivas, los cuales eran fundamentales para avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.

De acuerdo con el Banco Mundial, Colombia era en ese momento un país de ingreso per cápita medio-alto, pero aún se encontraba lejos de alcanzar los niveles necesarios para ser considerado de ingreso alto.

En mi intervención, también destacé los requisitos para alcanzar un nivel de ingreso per cápita alto. Sin embargo, quise comenzar recordando que, al observar las cifras recientes, podíamos afirmar que Colombia había logrado avances sustanciales en la última década, tanto en términos económicos como sociales. En el ámbito económico, este progreso se reflejó en diversos indicadores, entre ellos el crecimiento del PIB. Colombia había sido la economía de tamaño mediano o grande de América Latina que más había crecido en la última década, con un promedio anual del 3,3%.

Aunque deseábamos y necesitábamos un crecimiento más acelerado, ese 3,3% anual era 2,5 veces mayor que el 1,3% registrado por la región latinoamericana en su conjunto, y superaba el crecimiento de México, Brasil, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina. Ese crecimiento económico había sido determinante para mejorar un indicador social tan importante como la pobreza multidimensional. En la última década, la pobreza multidimensional en Colombia había disminuido del 24,3% al 12,9%.

Casi la mitad de los colombianos que se encontraban en situación de pobreza multidimensional hacía 10 años habían logrado superarla en la última década. Por lo tanto, mi primer mensaje fue que Colombia había avanzado significativamente en los últimos diez años.

A pesar de esos avances materiales, todavía existían realidades en Colombia que requerían nuestra atención. También compartí dos indicadores que reflejaban los enormes desafíos que enfrentábamos como país. En primer lugar, el porcentaje de personas en situación de pobreza y vulnerabilidad monetaria en Colombia rondaba el 70%, es decir, 7 de cada 10 colombianos vivían en hogares cuyos ingresos no alcanzaban o estaban en riesgo de no cubrir las necesidades básicas de alimentación, servicios, vivienda y educación. El segundo indicador, y el más preocupante en términos de estabilidad social, era el nivel de desigualdad.

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