Ojalá fuera responsabilidad de los diferentes focos de incendios en el Amazonas los que ponen en riesgo inminente a más de un millón de indígenas, que han comenzado hacer desplazados de sus tierras por el fuego forzado que ha desbastado hasta ahora más de 700.00 hectáreas de bosque y pastizales entre Brasil y Bolivia, ya alcanzando a emigrar este mal a Perú y Paraguay.

Y es un ojala el que presido, ya que a ciencia cierta lo que hay detrás de toda esta catástrofe en un sin número de responsabilidades siniestras, en donde incurre la displicencia, permicidad, indiferencia, desplazamiento, amenazas, muerte, elementos que son comunes en la manera como el presidente Jair Bolsonaro y evo morales, quienes son proveedores de permisos para la exploración de minería y expansión de tierras actas para la ganadería y cultivos, que conllevan en si la desforestación y la migración forzada en gran medida de los habitantes indígenas, que se estima son 35 pueblos que están asentados entre Brasil y Bolivia, lo que equivale a cerca de 1.5 millones de habitantes, quienes no solo son atentados contra su propiedades ancestrales que debían respetárseles sino que atentan directamente con la destrucción de sus tradiciones, poniéndolas en un riesgo eventual en donde sus conocimientos aún se ven vulnerados a tal punto de desaparecer, al versen minorados y desplazados por la violencia, esas manos sangrientas que hay detrás del fuego y que hoy por hoy han comenzado a verse con claridad.

Jair Bolsonaro, el presidente de la deforestación luego que la comunidad internacional ha comenzado a presionar, amenazando con tomar represalias que le afectarían directamente a sus intereses, su economía y relaciones con países que no quiere perder, ahí sí, sintiéndose afectado al situarse en el ojo del huracán de la comunidad internacional, ha decidido dar un viraje tímido, como mostrando no perder su autoridad del todo, la cual ya se ha puesto en duda, dejándolo en jaque mate contra los intereses que defiende, vía los intereses de toda una nación, pues se estará preguntado ¿cómo negociar de tal manera que pueda hacer que a unos (multinacionales que ejercen al minería y deforestación) y otros (comunidad internacional) deje contentos?, un consenso del todo reprochable y digno de revocar, no solo por los incendios que según el INPE nos da una cifra realmente desalentadora y es que cada minuto, se está destruyendo en extensión de selva, comparativamente a un campo y medio de futbol, sino que esto tan solo ha sido la punta del iceberg en donde se ve la injerencia maquiavélica de su mal proceder contra el bioma universal de la amazonia.

Y es que Bolsonaro creyó que la ley universal de causa y efecto también podía desconocerla al igual que hace con el cambio climático que para él entre otras cosas es solo un cuento, deslegitimando de tajo las investigaciones y argumentos científicos sobre el caso, anteponiendo su manera arcaica y en contra de medio ambiente, al defender a capa y espada su política atestada de atropellos contra la amazonia.

Pero esa indiferencia que ha venido promulgando con descaro rimbombante, ya ha venido en su declive, y esto frente a la presión mundial que lo ha puesto contra las cuerdas. Por lo que, improvisando, ante un concejo de algún asesor desmadrado, decidió hacer una salida de urgencia, y usando un pañito de agua tibia, el viernes pasado, dio a conocer que organizó una estrategia militar para controlar los incendios, dando orden imperiosa que se desplazaran a siete estados, en los territorios donde se han concentrado mayormente esta problemática ambiental, designándose de esta manera a 44.000 efectivos para tal fin. Una iniciativa tardía la cual a esta altura lo deja más en ridículo que como un abanderado por la buena causa y expone su nerviosismo ante las consecuencias que pueda tomar la comunidad internacional.

Y es que el primer país aliado económico del Brasil en pronunciarse, lo hizo el presidente francés, Emmanuel Macron, quien con declaraciones acérrimas tachó a Bolsonaro de “mentiroso”, al no llevar a cabo los compromisos climáticos que aceptó en la cumbre del G20 de Osaka, los cuales arrojó sin miramientos a la borda. Hecho que ha llevado que el gobierno francés amenazara con vetar el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Cabe resaltar que a este anuncio también se les unió Irlanda y Finlandia, país que tiene el cargo actual de la presidencia rotatoria de la UE, y quien instó a llevar la iniciativa para que se otorgue la prohibición de las importaciones de carne de res brasileña, como voz de protesta ante la indiferencia del gobierno de Bolsanoro en la amazonia. De igual manera el tema de los incendios en la amazonia es el tema de agenda permanente en la cumbre del G7, en donde se ha llegado al acuerdo de movilizarse a favor de este que fue declarada una “emergencia internacional”, por el anfitrión de este foro en donde están presentes las grandes potencias que se dieron cita en Biarritz, en donde el presidente Macron, en declaraciones expresó: «Estamos todos de acuerdo para ayudar lo más rápido posible a los países afectados por estos incendios», y luego añadió «Nuestros equipos están tomando contacto con todos los países de la Amazonia para que podamos concretar nuestros compromisos con medios técnicos y financieros».

 

Esta ha sido una lucha de todos, pues como nunca antes en temas ambientales, el mundo entero no se había movilizado de tal manera que pusiera fuera de un tatequieto a políticas internas de un país que se dice ser garante de las iniciativas acordadas por el medio ambiente, algo que pone un presidente a los demás gobiernos quienes muestran una cosa ante la comunidad internacional y los medios, pero terminan haciendo otras muy diferentes. Y cabe resaltar aquí cada una de las iniciativas personales, grupales, aun de celebridades como Leonardo Dicaprio, Madonna, Gisele Bündchen entre otras, que movilizaron su influencia a favor de esta presión que ha dado como resultado que se esté dando una salida, esperamos que rápida, a este eventualidad que nos ha dejado con los pulmones ennegrecidos como si fuera un cáncer, el cual aún no se cura, siendo tal vez a tristeza nuestra apenas un paliativo que no curara el mal que aun sobrevive en mentes cancerígenas como la de Bolsonaro, Evo Morales y uno que otro presidente, líder mundial que aun intentan con esta catástrofe de disuadir su mala reputación, haciéndose ver como buenos samaritanos ante una opinión pública que en su gran mayoría ya no comen cuento, ni se dejan manipular tan fácilmente.

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